https://youtu.be/ZkbapKaFnEc
La celebración del Día de Asturias nos llama a volcarnos con nuestra tierra. Hoy nos reencontramos con la patria querida de nuestro himno, la comunidad abierta y solidaria que nos acoge sin distinción de ideologías, credos o partidas de nacimiento.
Estos días hemos sentido el dolor de Asturias. El dolor, la angustia y la rabia causados por los incendios que han arrasado miles de hectáreas, calcinado montes y pastos de oriente a occidente. Pude comprobar sobre el terreno, día a día, la entrega de quienes trabajan envueltos en humo contra las llamas para salvar pueblos y vidas.
Lo consiguieron. Este mensaje es una declaración obligada de agradecimiento a todas las personas que han dado lo mejor de sí, hasta límites sobrehumanos, en esas tareas. Gracias de corazón en el nombre de Asturias.
Pero también estamos obligados a mucho más: a entender que salvar Asturias como paraíso natural es uno de los deberes de nuestra generación.
Del mismo modo que aprendimos de los fuegos de 2023, ahora también tenemos que sacar lecciones. La lucha contra el despoblamiento, el respaldo al medio rural o el refuerzo de la prevención son más que compromisos. Los asumimos como exigencias. Más, cuando la certeza del calentamiento global nos apremia a dar una respuesta rápida y decidida. La Conferencia de Presidentes que acogeremos este mismo año ha de servir para abordar estos asuntos, auténticas cuestiones de Estado, con una visión amplia y desnuda de sectarismo.
La potente transformación que vive el Principado tiene que ser compatible, por fuerza, con el cuidado de nuestros recursos naturales. Esa conciliación es la que nos ha permitido consolidarnos como potencia turística.
En efecto, reconocida como referencia del turismo de calidad, en España se habla del resurgir de Asturias. Varias razones justifican esa percepción. Hemos pasado del complejo de aislamiento a la comunidad hiperconectada. Estamos forjando un tejido empresarial basado en la innovación, fortalecido por el empuje de la industria de defensa. La mejora del mercado laboral nos ha permitido bajar de las 50.000 personas en paro y acercarnos a las 400.000 con trabajo. Las oportunidades económicas, en fin, explican el repunte demográfico, impulsado por la inmigración.
Sí, hay razones para reconocer el resurgir de la Asturias que ha dejado atrás el fatigoso páramo de la reconversión. No obstante, no son menores los desafíos que nos aguardan.
Algunos de esos retos son inmediatos. A escasos días del inicio del curso escolar, reafirmo el pleno apoyo a la mejora continua del sistema educativo. El diálogo, la negociación y el cumplimiento riguroso de los acuerdos serán nuestra única hoja de ruta.
La década del cambio también pasa por una ambiciosa agenda social. Por desplegar la red de les escuelines/as escolías, por continuar la reducción de las listas de espera de la sanidad, facilitar el derecho a la vivienda o atender ese drama silencioso que se llama soledad no deseada. O, para añadir otro ejemplo, por hacer realidad el gran Pacto por la Salud Mental suscrito este verano, otra urgencia de nuestros tiempos.
No olvido la lucha contra la siniestralidad laboral. El accidente de Degaña, el caso Blue Solving, con cinco fallecidos, nos ha golpeado con terrible dureza para demostrarnos que nunca cabe bajar la guardia. Como he asegurado desde el primer instante, estamos decididos a investigar hasta el final para que se sepa toda la verdad y se haga justicia.
Todos esos objetivos, parte del programa de reformas del gobierno de unidad progresista, exigen recursos. La aprobación de los presupuestos no es sólo una prueba de estabilidad. Esas partidas son los que nos han permitido construir nuevos institutos, como el que acabamos de inaugurar en La Corredoria; implantar la matrícula gratuita de los estudios universitarios o mejorar los hospitales comarcales.
Cada debate presupuestario supone también un test de responsabilidad. Confío en que el consenso vuelva a imponerse para que la educación y la prevención de incendios, prioridades para 2026, reciban el respaldo económico imprescindible.
Hablar de recursos nos lleva a la financiación autonómica. La claridad de los planteamientos del Principado, recogidos en el pacto de los grupos parlamentarios y en la Declaración de Santiago, no deja resquicio a la duda. Acudiremos a la negociación multilateral, participaremos con lealtad y defenderemos con firmeza los criterios que siempre hemos sostenido. Sólo nos vale un acuerdo sin privilegios, sin discriminaciones y con más recursos para Asturias.
Con igual rotundidad nos manifestamos sobre la energía. Ahora que el Principado se ha convertido en una tierra de oportunidades, con un largo número de proyectos de inversión a las puertas, tenemos que garantizar el abastecimiento que facilite su desarrollo.
No podemos perder tiempo, como tampoco debe perderlo la Unión Europea, que no puede conformarse con una gestión paliativa de las arbitrariedades de Trump o cualquier otro autócrata. Es el momento de que se sacuda su letargo burocrático y aplique las medidas previstas para proteger su industria y, en especial, su siderurgia.
Dentro de esta breve lista de retos, no es secundaria la revitalización de la cultura asturiana. Tenemos que aprovechar la oportunidad que supone la declaración de la cultura sidrera como patrimonio de la humanidad. Que los actos festivos del Día de Asturias se celebren en Villaviciosa, Nava, Sariego, Cabranes, Bimenes y Colunga, los seis concejos de la comarca de la sidra, responde a ese propósito. Lástima que el nuevo surdimientu que vivimos no se haya visto reforzada por la oficialidad del eonaviego y del asturiano, la lengua que ahora echa de menos la palabra maestra de Xuan Bello.
En ese recuerdo de ausencias también guardo un hueco para el presidente Antonio Trevín. No le reivindico por su filiación ideológica, sino por su manera de entender la política, siempre del lado del sosiego y el acuerdo, jamás en el bando de la crispación. Es justo recordarle por su talante y también por su honda vinculación con la emigración, con los millares de personas repartidas por todo el mundo que hoy celebran con especial intensidad el 8 de septiembre, a quienes tenemos siempre presentes como parte activa, protagonistas de la mejor Asturias.
Desde Póo de Cabrales, el lugar que he elegido para grabar este mensaje, es fácil fundirse con la naturaleza. Basta con contemplar este paisaje para entender por qué merecemos el título de Paraíso Natural. Basta con sentirnos parte de Asturias para saber que tenemos el deber colectivo de proteger este legado.
Hoy, Día de Asturias, ese es mi deseo y mi propósito.
¡Puxa Asturies!
Día de Asturias
La celebración del Día de Asturias nos llama a volcarnos con nuestra tierra. Hoy nos reencontramos con la patria querida de nuestro himno, la comunidad abierta y solidaria que nos acoge sin distinción de ideologías, credos o partidas de nacimiento.
Estos días hemos sentido el dolor de Asturias. El dolor, la angustia y la rabia causados por los incendios que han arrasado miles de hectáreas, calcinado montes y pastos de oriente a occidente. Pude comprobar sobre el terreno, la entrega de quienes trabajan envueltos en humo contra las llamas para salvar pueblos y vidas.
Lo consiguieron. Este mensaje es una declaración de agradecimiento a todas las personas que han dado lo mejor de sí, hasta límites sobrehumanos, en esas tareas. Gracias de corazón en el nombre de Asturias.
Pero también estamos obligados a mucho más: a entender que salvar Asturias como paraíso natural es uno de los deberes de nuestra generación.
Del mismo modo que aprendimos de los fuegos de 2023, ahora también tenemos que sacar lecciones. La lucha contra el despoblamiento, el respaldo al medio rural o el refuerzo de la prevención son más que compromisos. Los asumimos como exigencias. Más, cuando la certeza del calentamiento global nos apremia a dar una respuesta rápida y decidida.
La Conferencia de Presidentes que acogeremos este mismo año ha de servir para abordar estos asuntos, auténticas cuestiones de Estado, con una visión amplia y desnuda de sectarismo.
La potente transformación que vive el Principado tiene que ser compatible, por fuerza, con el cuidado de nuestros recursos naturales. Esa conciliación es la que nos ha permitido consolidarnos como potencia turística.
En efecto, reconocida como referencia del turismo de calidad, en España se habla del resurgir de Asturias. Varias razones justifican esa percepción. Hemos pasado del complejo de aislamiento a la comunidad hiperconectada.
Estamos forjando un tejido empresarial basado en la innovación, fortalecido por el empuje de la industria de defensa. La mejora del mercado laboral nos ha permitido bajar de las 50.000 personas en paro y acercarnos a las 400.000 con trabajo. Las oportunidades económicas, en fin, explican el repunte demográfico, impulsado por la inmigración.
Si, hai razóis pra reconocer el rexurdir da Asturias que deixóu atrás el páramo fatigoso da reconversión. Así y todo, nun son pequenos os desafíos que nos aguardan.
Dalgús d’esos retos son inmediatos. A poucos días de qu’empece el curso escolar, reafirmo el apoyo pleno á miyora continua del sistema educativo. El diálogo, a negociación y el cumprimento rigoroso dos acordos han a ser a nosa única foya de ruta.
A década del cambeo tamén supón úa axenda social ambiciosa. Supón despregar a rede das escolías, seguir cua mengua das llistas d’espera da sanidá, facilitar el dereto á vivenda ou atender ese drama silencioso que se chama soledá non deseada. Ou supón, fer realidá el gran Pacto pola Salú Mental suscrito este brao, outra urxencia dos nosos tempos.
Nun esqueizo a lluita contra a sinistralidá llaboral. El accidente de Degaña, el caso Blue Solving, con cinco fallecidos, mazóunos con úa dureza terrible pra demostrarnos que nunca se pode baxar a guardia. Como aseguréi dende el primeiro instante, tamos decididos a investigar hasta el final pra que se sepa toda a verdá y se faga xusticia.
Todos esos obxetivos, parte del programa de reformas del goberno d’unidá progresista, precisan recursos. El aprobación dos presupostos nun é namáis úa proba d’estabilidá. Esas partidas son as que nos deixaron construír institutos novos, como el qu’acabamos d’inaugurar na Corredoria; implantar a matrícula gratuíta dos estudios universitarios ou miyorar os hospitales comarcales.
Cada debate presupostario supón tamén un test de responsabilidá. Confío en qu’el consenso volva impoñerse pra qu’a educación y a prevención de queimas, prioridades pral 2026 (dous mil veintiséis), reciban el respaldo económico imprescindible.
Falar de recursos llévanos al financiamientu autonómicu. La claridá de les idees del Principáu, recoyíes nel pactu de los grupos parllamentarios y na Declaración de Santiago, nun dexa un rispiu de dulda. Vamos dir a la negociación multilateral, vamos participar con llealtá y vamos defender con firmeza los criterios que siempre sostuviemos. Namás nos val un alcuerdu ensin privilexos, ensin discriminaciones y con más recursos p’Asturies.
Cola mesma rotundidá manifestámonos sobre la enerxía. Agora que’l Principáu se convirtió nuna tierra d’oportunidaes, con un númberu curiosu de proyectos d’inversión a les puertes, tenemos de garantizar el suministru que facilite que se desenvuelvan.
Nun podemos perder tiempu, como tampoco lu tien que perder la Unión Europea, que nun pue conformase con una xestión paliativa de les arbitrariedaes de Trump o cualquier otru autócrata. Ye’l momentu de qu’espierte y aplique les midíes previstes pa protexer la so industria y, sobre manera, la so siderurxa.
Dientro d’esta llista curtia de retos, nun ye secundaria la revitalización de la cultura asturiana. Tenemos qu’aprovechar la oportunidá que supón la declaración de la cultura sidrera como patrimoniu de la humanidá. Que los actos festivos del Día d’Asturies se celebren en Villaviciosa, Nava, Sariegu, Cabranes, Bimenes y Colunga, los seis conceyos de la comarca de la sidra, respuende a esi propósitu. Ye pena que’l surdimientu nuevu que vivimos nun se viere reforciáu pola oficialidá del eonaviegu y del asturianu, la llingua qu’agora echa en falta la palabra maestra de Xuan Bello.
Nesa alcordanza d’ausencies tamién guardo un güecu pal presidente Antonio Trevín. Nun lu reivindico pola so filiación ideolóxica, sinón pola so manera d’entender la política, siempre del llau del asosiegu y l’alcuerdu, enxamás nel bandu de la crispación. Ye xusto recordalu pol so talante y tamién pola so vinculación fonda cola emigración, coles mil y milenta persones repartíes per tol mundu que güei celebren con una intensidá especial l’8 de setiembre, a los que tenemos siempre presentes como parte activa, protagonistes de la meyor Asturies.
Dende Po, en Cabrales, el llugar qu’escoyí pa grabar esti mensaxe, ta bono de fundise cola naturaleza. Ye abondo con contemplar esti paisaxe pa entender por qué merecemos el títulu de Paraísu Natural. Ye abondo con sentinos parte d’Asturies pa saber que tenemos el deber colectivu de protexer esti legáu.
Güei, Día d’Asturies, esi ye’l mio deséu y el mio propósitu.
¡Puxa Asturies!